MOUNTAINBIKE DESDE BURGOS

Nuestro buen amigo y colaborador Roberto Gómez, del Club Ciclista Burgalés, estuvo presente este pasado fin de semana en la cuarta edición de una de las pruebas más duras de bicicleta de montaña dentro  del panorama nacional: «Los 10.000 del soplao».

De su experiencia, nos cuenta como fué la carrera y los detalles de su recorrido y dureza. ¡No tiene desperdicio»:

<<Numerosa participación burgalesa en la cuarta edición de los 10.000 del Soplao. Cerca de 3.100 inscritos de los que 2.700 comenzaron la prueba y 2.000 valientes que terminaron la gran cita de  Cabezón de la Sal para afrontar la marcha por excelencia, “El Infierno del Norte”. En anteriores ediciones la dureza venía marcada por el agua y el barro, pero en esta ocasión fue el calor el que puso la dureza a esta mítica prueba.

Son las ocho de la mañana y el termómetro marca 12º, es la antesala de lo que esperaba al pelotón. Se da la salida y todo el mundo pasa muy nervioso. Todos quieren coger buenas posiciones pero las primeras rampas empiezan a pasar factura.

Se llega a las temidas rampas de La Cocina que con desniveles superiores al 12% estira el pelotón y nos pone a todo el mundo en fila india. Salirse de ahí es imposible o más bien una temeridad porque el mismo grupo te ayuda a subir y eso es una gran ayuda.

El puerto del Soplao nos pone a todos en nuestro sitio y desde ahí es donde empieza la verdadera dureza de la marcha. Bajada trepidante hasta Celis, tramo de carretera, cruce del río a la altura de Carmona y empiezan las rampas más duras, el monte Aa nos espera impaciente con cuestones del 26% y haciendo que mucha gente ponga pie a tierra. Se baja rápido, cruzamos Ruente y se llega al avituallamiento. Sándwich de chorizo, refresco de cola, botellín de agua y a subir El Moral, doce kilómetros de sufrimiento bajo un sol abrasador.

Se corona con 41º. En el cielo no vuelan ni los pájaros. Todo el mundo busca la sombra. Cualquier árbol es bueno para evitar esta solina, pero todavía nos queda la subida por excelencia y la que se presupone más cómoda a pesar de ser la más larga, el puerto de Cruz de Fuentes. Largo, tendido y con árboles se presupone que será algo más cómodo, pero los últimos cinco kilómetros encima de ser duros ¡no tienen sombra!

Volvemos a coronar con 38º. Avituallamiento en la cumbre, bajada cortita y otra vez a subir. El puerto de Palombera es el siguiente de la lista. Repecho de tres kilómetros hasta coronar y por carretera llegamos al siguiente cruce para subir de nuevo hasta Venta Vieja. Parece que lo peor ya está hecho, pero todavía queda bajar hasta arroyo de Juzmeana y volver a subir el Moral. A estas alturas de la marcha, las cosas se ven de otra manera. Ya queda menos y el hecho de saber que los últimos veinte kilómetros son casi todos de bajada te dan alas. Refresco de cola y para arriba otra vez. Se hace duro pensar que tienes que subir por donde habías bajado hace unas horas, pero ya queda menos.

A lo largo de la subida y como consecuencia del esfuerzo, te encuentras con mucha gente desperdigada, gente con calambres, gente que para a mojarse la cabeza… Por fin llegamos a la cumbre del Moral. Esto se acaba. Se baja con precaución puesto que las fuerzas van justas y una caída puede ser lo peor a estas alturas. Llegamos a la carretera general, la gente anima. Se ve el cartel de Cabezón de la Sal, la gente te aplaude porque eres el primero. En esta marcha, todos somos los primeros y todos somos ganadores.

Fran Ventoso con un tiempo de 6h 45´42” fue el que primero cruzó la línea de meta y el último terminó bien pasada la media noche, a más de diez horas. Esta prueba es de las que enganchan pero habrá que esperar un año, además, el próximo año se va a remodelar el circuito actual, así que ya hay excusa para volver de nuevo y ver que nos prepara la gran organización de esta marcha.>>